domingo, 10 de junio de 2012

VAMOS A LA PLAYA, OH, OH, HO (RREUR). Parte II

Y por último nos quedan las sub-playas, en este caso las nudistas. Yo, la verdad, me niego. Y no es por pudor, es por estómago. Si te esperas encontrar en la playa cuerpos de ninfas esculturales y enjutos efebos con brazos hercúleos y nalgas de alabastro más bien te vas olvidando. Y si crees que vas a encontrar gente corriente, del montón, como tú y como yo, te olvidas también.
Los más viejos, los mas cascarriosos, los mas gordos y fláccidos y las tetas más caídas se dan cita en estas playas. 



Que no hay una teta que diste más de 30 centímetros del suelo. Excepto cuando juegan a las palas, que entonces cobran vida propia y se confunden con la pelota, y hala, vuelan hasta el infinito. Es un pájaro? Es un avión? Es Super Coco? No! Es una teta de alguien jugando a palas a 500 metros de distancia! Porque esto es una regla de oro: A tetas más caídas más saltamos y brincamos con ellas . Ya sea jugando a palas, frisbee, fútbol, voleibol, corriendo cual gacela saltarina al ir a meternos al agua… 

Y los caballeros no se quedan atrás en este despropósito estilistico-visual. La tripa les hace cuatro lorzas (tres a los menores de 78 años), les descuelga y les cuelga todo, menos lo que les tiene que colgar. Y digo yo, para enseñar esas birrias, mejor os las tapais.

Y luego está el tema depilación. Porque somos tan guays, tan naturales, tan hippies… y tan cerdos, que no nos depilamos. Que no digo que haya que ir sin un pelo de la cabeza a los pies, pero hombre, un poco, por estética aunque sea. Que hay algunas que parece que llevan la peluca de Beyoncé entre las piernas (si, aquella que sacó en los Oscars, con cardado, tirabuzones y todo). 

En fin, que las playas no son para mí.

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